1.11.07

Dos hamburguesas por un orgasmo

Levanto la vista porque ya no puedo más. Frente a mi, sus ojos se posicionan directo hacia los míos y repiten, sagradamente: "lo sé".
Esa comprensión innata en sus ojos me provocan náuseas. Ganas de llorar, de gritarle en el oído que no basta, ¡no!, no basta que me grites y me denigres; no basta que me digas que no soy suficiente.
Pero, ¿no debía ella mostrarme la primavera?
Ah claro, así como todos, siempre y en cada caso individual: te conocía tan bien! En aquel momento, sabía perfectamente, creí, si, lo sé, mi maldita e incontrolable fe y esa asquerosa frase típica: "te puede sorprender".
Entonces, volviendo a lo nuestro, me mira. Yo, acorralada sin salida, pensando que cada puerta, cada camino a la larga me llevaba al punto de partida, lo miro de vuelta. En algún momento de verdad pienso que no soy tan foxy como cree mi hermana. Pero finalmente vuelvo a su mirada y el me comprende. Me hace entender que sí, que en el fondo sabe de qué estoy hablando, pero que no es el momento, que justo ahora, cuando estamos todos ebrios, en el lugar donde siempre llegamos cuando estamos así, no es cuándo para ponerse a reclamar po un clítoris hiperventilado.
Finalmente decido callar. Dejar que las voces hagan eco en mis costillas y que los doloroso intentos por caminar descalza en el cemento ajeno, si bien aparentemente infructíferos, logren generar la fibra necesaria para poder desestancarme.
¡Esto no es ficción señores! Esto es tal cual, estas son mis letras, ¡si!, directamente desde el refugio mentiroso del asesinato que llevo años escondiendo debajo de mis ropajes. Y no me importa que no entiendas, ¿qué? ¡No me importa que no entiendas! Que tu vida sea un infierno mi querido molar, que las canciones se te acumulen en las cavidades olorosas de tu aura y que finalmente, cuando esté todo dicho, mires la noche y digas: si, tal vez me quivoqué con rosarle el minibar, a lo mejor sólo debí besarle la pantorilla cuando estaba dormida.
Y a mi que me importa, si al final de todo, voy a tener unos ojos fijos, presentes en mi andar, que si bien no pueden darme aquello que realmente necesito, al menos pueden otorgarme la comprensión que en los abrazos del resto no soy capaz de encontrar.

c.e.p: Y bueno, creo que terminé de desahogar lo que me acongojaba, pero al final, cuando uno lee finalmente lo que acaba de escribir, suena todo tan patético como decir feliz cumpleaños. Así que mejor chao chao, que más vale retirarse justo antes del precipio, cuando el cadáver aún no ha sido descubierto y las ilusiones están puestas en otros paisajes.
La intención misma de escribir una especie de post scriptum era explicitar un poco lo anteriorimente relatado, pero no puedo. Asi que si no entendió, me la chupa, yo feliz. Y si entendió, bien por usted. Yo, me voy.

1 comentarios :

  1. mentecato dijo...

    He venido a retribuir tu visita y paso a leerte.

    Un abrazo.