1.11.07

en el cemento

Estaba sentada bajo el toldo negro, de la noche oscura, entre gente que corría ebria por los pastizales inexistentes del lugar. El alcohol ya había fluido lo suficiente, por lo que, no gracias, ya estoy bien. En resumidas cuentas, estaba sólo sentada, con mi vestido de novia, mientras miraba a la gente hacer cosas de fiestas y celebración.
Estaba sola, pero por opción propia. Había ya tomado todo el vino que se permite para mantener la compostura vestida de blanco, además de ser absolutamente necesaria para esconder perfectamente el pantalon que tenía debajo del traje. Si, lo sé, es un tanto cursi, pero tenía que mantenerme firme dentro de todo, de alguna forma tenía que demostrar que estaba haciendo esto, casarme, por amor y no porque fuera realmente un deseo imperante. La cosa es que mi familia no podía notarlo. El pantalón, claro.
La cosa se puso muy rara cuando una amiga, la del pelo rosado, me vino a avisar que debería ya ir andando a la luna de miel, que o si no el alcohol se apoderaría de nuestros sentidos en cualquier minuto , y perderíamos todos los aviones.
Entonces, bueno ya, vámonos de aqui, larguémonos lo antes posible, odio los matrimonios.
El lugar era bastante grande, no lo había notado en realidad, porque nunca me di el tiempo de explorarlo. Sólo directo al vino, si señor. De todas maneras, estar completamente alienada durante toda la fiesta no me fue muy útil al final, cuando tuve que recorrer todos los salones buscando.
Llegué entonces a una habitación que tenía mesas altas, de esas como de café del centro. Hartas, pero vacías. Sólo en una estaban 3 mujeres sentadas, ebrias y exahustas. Me acerqué al grupo, muy calmada (estas cosas ya no me sulfuran) y miré a la Ana y le dije: Mi amor, nos tenemos que ir a la luna de miel, vamos a perder el vuelo. Y ella, tan linda en su vestido de novia me dijo: Isi no puedo caminar, llévame tú.
Asi que la tome en brazos, pero no tanto. Dejé que se enrrollara en mi tronco, con sus piernas alrededor de mi cintura y sus brazos en mi cuello. Me la llevé y ahí ya no me acuerdo más, hasta el día siguiente.
Desperté y era todo amarillo, y sentía su calor a mi lado. Me giré para saludarla, buenos días...
En su lugar, un gato respiraba su aire, perfectamente calientito.
Le hice cariño. Ronroneó.

7 comentarios :

  1. mentecato dijo...

    He estado descubriendo otras voces, entre ellas la tuya. ¡Bravo!

    Un abrazo.

  2. dani dijo...

    ahora último has escrito harto en primera persona..

    a veces el alcohol se apodera de todos nuestros sentidos y perdemos total noción de la realidad, pero, sabes? últimamente como que no lo necesito e igual eso es bkn

    me encanta que escribas sobre mujeres. es demasiado distinto, es otra cosa, es otro feeling, otra sensación.. no tengo que explicarme, tu cachai

  3. Taita de ocho dijo...

    Ahora te conozco.
    Pensando en "haga su comentario"

  4. 24 de Enero dijo...

    Me gusto el final! : )

  5. Balere. dijo...

    Hermosa, fué agradable verte, tomar contigo, conversar... conocer a tu novia en sueños...LEJOS LO MAS RARO DE LA NOCHE!!! pero bueh, no seria normal que nuestra junta de UNA VEZ AL AÑO no tubiera aquellas expresiones de la realidad alternativa del universo paralelo

  6. Taita de ocho dijo...

    ¿cómo sigues desconocida?

  7. Andrés Cea dijo...

    me encanta mi prima y sus cuentos femeninos

    =)

    besito