¿nos salvamos?

Quería escuchar esta canción. La tocaron en la radio hoy.
Llegué y busqué el video.
Me acuerdo que de entre la tristeza tan caracteristica de nuestro
estar juntos y a lo mejor enamorados, salió un día Magnolia. De ti, no para mí.
Desde tus visiones intergálacticas y del destino que no pudimos corregir.
Se traspasó como una lágrima, como una lluvia de ranas; de esas que dejan todo claro.
Me acuerdo de ti con esta canción. Y con todas las canciones de Aimee Mann que me hiciste bajar. Cada vez que la escuho, te veo un poco. Nublado, triste. Y me acuerdo de
eso en tu cuello.
No sé tú, pero yo sí.
La película la había visto antes de que tu la vieras como 27 veces en una semana. Pero no me acordaba bien.
Cuando te fuiste, se transformó casi en un paso que tenía que dar: verla, entenderte, superarte, esas cosas que se hacen con el corazón roto.
Nunca lo hice de todas maneras.
Pasó el tiempo y él me puso scoth en el pecho. Me acostumbré. Inventé un lugar especial donde podía ir y recordarte. Así como tu me recuerdas los 23 de abril, equívocadamente.
Intenté verla con él, una o dos veces. Pero que le vamos a hacer, si esa película era tuya.
Y luego las ranas cayeron el año pasado y entendí todo lo que querías decir. Tarde.
Estaba sentada en un paradero, sola. Mi celular sonaba cargante. Y tu llegaste de entre la lluvia con un pan con manjar. Caminamos y nos perdimos. Pero de entre todos esos momentos perdidos por ahí, me salvaste.
De todas las veces que estuvimos juntos, aún sabiendo que las cosas terminarían así como lo hicieron, volver a esto, a Magnolia, a una canción que realmente nunca escuchamos juntos, puede ser una señal de que a lo mejor el acompañarnos tan disfuncionalmente, me salvó ahora, en muchos sentidos.
Espero que la próxima vez que te vea, no hayan tantas cosas que decir.
Gracias.