2.4.08

potencialmente tú.

Camino rápidamente porque para variar estoy atrasada. Los caminos del lugar, borrados de lo típico en mi día a día, se me complican un poco en la memoria y finalmente me pierdo. Llegando a una plataforma vacía, de cemento, seguida por una inevitable escalera de mármol que guiaba a los suburbios del lugar, me di cuenta que realmente no sabía hacia donde seguir y que el reloj seguía inevitablemente avanzando.

Paré ahí un momento, a tratar de entender dónde estaba, cuando derrepente me di cuenta de que estaba rodeada solo de mujeres. Bellas, coloridas, amigables, serias, con cuadernos y textos y largos calcetines a rayas. Ellas, todas, eran potencialmente tú. Perdidos en el pasto, en el bosque, en el futuro. Felices, ella, tú, ustedes. Todas eran potencialmente lo que yo no podía ser. Nunca. Ellas te hacían feliz, solo con ser lo que yo no. Seguras caminaban, pasándome como si no fuera más que una forastera.

Así fue como me solté de raiz y logré recordar cuál era mi camino. Si, bueno, llegué atrasada pero en realidad, dicen, el tiempo no existe. Y ella me estaba esperando para darme las satisfacciones que me faltaban, para poder retomar las llaves que le había encargado al conejo atrasado, cuando me lo había topado antes de tomar once.


Igual, desde ese momento, cada cierto rato me acuerdo, de este eterno no ser contigo. Y luego, en honor a eso, me tomo una taza de té.

1 comentarios :

  1. Anónimo dijo...

    Sí, da la impresión, a veces, de que cualquiera lo va a hacer mejor que tú misma.

    Y entonces te empequeñeces

    o

    te creces y
    olvidas.


    Me gustó, sí.