28.5.08

Perro Espacial.

"Muy segura que esas niñas que ahora están en la marina...Esos hombres, nuestros amigos, ya no te pueden herir. Y sostén esas lágrimas, porque ellos aún están de tu lado. No oigas esos buques . No digas que sabes que nos fuimos, Andromeda, atrapada con esas niñas, antes de que sus cabellos en pares se vuelvan mundanos.
Y ahora esas niñas se fueron...".


Me puse lencería verde. Ja! De verdad, hey, no te estoy mintiendo. Usé lencería verde porque pensé que tal vez usar colores distintos con cada amante podría ser una buena cábala.
Y después de los besos, después de los abrazos, cuando las miradas tiernas ya se habían desvanecido y yo había por fin vuelto a mi capullo personal, donde mi historia se seguía tejiendo, decidí que tal vez la separación de mis rodillas no era tan pecadora como se postulaba.

Lentamente enroscó sus dedos por encima de mis caderas. Siguió creando escalofríos con la yema de sus dedos directamente por sobre mi pelvis. Y el roce era todo. Completo. El roce era el fin. Y desde ahí, primero recorriendo las extremidades de mis costillas, sus dedos se encresparon entre la finalidad polar de mi ropa interior, de la verdosidad escarlata que guardan mis piernas. Así lentamente deslizó hacia mi desnudez todo lo que yo alcanzaba a ser. Pero lento, gentil. Volviendo al roce, al recorrido desde el comienzo de mis caderas hasta llegar a mis tobillos. Y yo,¿ya lo mencioné? mirando al techo con verguenza, expuesta en profunidades abismantes, rojizas, de que él desde su lugar pudiera ver la posición donde todos mis olores se configuran.
Comenzó su aleteo. Y en mi cabeza solo mariposas. Pensaba...no! Mentira, no alcanzaba a pensar. Círculos, por favor, Círculos! Y mi respiración entrecortada.
Hasta que casi, justo cuando hay que inhalar antes de poder llegar, me levanto de mi posición vitalicia para detenerlo. Lo miro a la cara y mis nervios tiemblan. La calma asquerosa, la obsesión con sus ojos. La concentración absoluta para no terminar sin él dónde debía.
Separo bien (¡ah!)mis rodillas y aparece ingenuo de entre mis placeres, para mirarme y responderme, quejumbroso, lo que sea.
Entonces lo miro decidida, y con todo el cariño que mis entrañas pueden entregar, le digo:

-Por ti, mi amor, podría ser lesbiana.





Es que tienes que escucharla completa! Y qué digo, Hey!, si de todas formas te aburrirás antes de los dos minutos. Si supieras escuchar, tal vez, podrías apreciar que en el fondo, esta es una canción sobre una niña que quería estar en el río.

2 comentarios :

  1. Anónimo dijo...

    Oh maldicion! necesito comprarme churrines verdes!!

  2. SÆBA dijo...

    isi, los blogueros pasamos de moda, hay que cambiarse a facebook.