Estación Parque Bustamante: Estaba pensando en personas como tú. ¿Cómo yo? Si, que tu escritor favorito es Kafka. Entonces, estaba pensando que, es como tú dices, que da algo en el estómago. Pero yo pienso que es solo como caminar en la madrugada con bruma. Eso es, ese tipo de literatura. Y yo creo, Margarita, que deberías saber sobre cocaína. Y sadomasoquismo. Mejor, instrúyete en literatura moderna, en la crítica a la frase "justo do it", porque es más como tajear los muslos de las mujeres lindas cuando andas en bicicleta; la bruma, después de un tiempo, te deja sin respirar y genera adicción.
Estación Salvador: Dos estudiantes de algo científico estan compartiendo un secreto. Uno es bajo, rubio y colorado. El otro tiene un perfil bastante atractivo, tiene los ojos celestes, usa anteojos y lleva un sueter rojo. ¿Como transformar....watz...en un concentrado de...? Pregunta ansioso el que no es bajo. Entonces el otro, lo mira con cara de "el nobel es mío pero te lo puedo prestar", y toma aire para dar la sabia respuesta. Antes de decirlo, se da cuenta que hay gente alrededor. Se gira para comprobar que no lo están espiando, pero no parece seguro. Toma del brazo al compañero y se van al final del vagón.
Estación Los Leones: Me preguntaba si ese estudiante estaba realmente estudiando. Leyendo ensimismado sus apuntes, ignorando a la gente alrededor. Bueno, mucha gente estudia en el metro, pero este personaje, antes de comenzar a leer, sacó de su mochila un gorro de lana, parecido al mío; luego, de su bolsillo desenvainó un par de lentes, de sol, negros. Después de ponérselos comenzó a leer. Yo pienso que la luz del metro no es tan buena, osea, no es mala, pero igual el piso se mueve. Leer con lentes oscuros es extraño. Pensaba esas cosas y el tren disminuía, cuando por un impulso me di vuelta y me encontré con un tipo, un hombre, un joven, que estaba sentado en diagonal a mi. Me estaba mirando directo a los ojos, justo cuando me giré. Lo quedé mirando por unos segundos, hasta que, sin quitar sus ojos de los míos, se levantó y se bajó. Puede que, con su bufanda roja y su abrigo negro, su pelo largo crespo y sus ojos asustones, haya estado jugando a ser cortázar, como en el metro de París. O si no, a ser Demian. Igual me gusta ser parte del juego. O del experimento.
Estación Tobalaba: Tres gringos se deciden si entrar o no en el vagón, mientras el pito comienza a sonar y desde un pasadizo inexplorado viene corriendo un ejecutivo que entra justo antes de que se cierre la puerta. El tren comienza a moverse, recorriendo toda la estación. Antes de que entrara al túnel, una madre, justo debajo del cartel que dice "Tobalaba", toma a su hijo desde las axilas para ayudarlo con el equilibrio mientras hace pipi en una esquina de la estación. Se gira bruscamente para ver si alguien la ve. Los gringos no entran al vagón. La mujer no pasa desapercibida.
Estación Alcántara: Estaba ensimismada en una canción. Y bueno, a estas alturas la gente comienza a moverse hacia las esquinas para adelantar el camino que tendrán que recorrer para llegar a la salida que les acomoda. Caminando hacia mi, venía un tipo. Alto, de tez muy blanca, de ojos muy oscuros. Pelo largo, rubio, con ondas, muy suave y que olía a nada. Se puso justo detrás de mi, frente a una de las puertas. Sentí su presencia, pero más que nada me percaté de que estaba porque chocamos las miradas en el vidrio de la puerta. Se acercó mucho a mi y puso su mano en mi cadera. Se agachó un poco para rozar su nariz en mi mejilla, bajar a oler mi cuello, darme besos. Al principio no entendí mucho el por qué lo estaba haciendo, pero cuando noté que en todo el tren éramos los únicos viajando, y que se sentía rico lo que estaba haciendo, parecía que estábamos en lo correcto. El tren se detuvo entre Alcántara y Los Militares. Hicimos el amor en una de las sillas. Podía ver mi cara en la ventana. Ahora, tengo moretones en las rodillas.
Estación Escuela Militar: Tratan de pasar desapercibidos, pero yo me di cuenta que todo el tiempo estuve viajando con Miguel Bosé, Al Pacino, Bill Clinton y Dakota Fanning. Camuflados, obviamente, pero verdaderos.