Fuego y Azúcar
Una línea que en verdad son puntos que no tienen decendencia y que fabrican, a veces, estereotipos supersónicos desde el infra-sub-escondite de los roedores cuando tienen que desayunar lombrices de goma, a veces amargas o musicales, fanáticas del rey cuando amanece en el lugar de ¡Mi Voz! disculpen, es que mi cabeza a veces funciona como costillas cuando hay que esconder la cabeza entre el
paaaaaasto. veeeeerde. olorooooso. cariñooooso.
¿Eso no debía de estar en otra frecuencia?
Hay una canción que emerge desde la amigdalitis que acribilla el lado izquierdo de mi garganta. Que me dice, tú blanquita, en otros mundos, donde los pensamientos son jeroglificos llenos de helio, podrás retomar aquello que alguna vez dejaste caer como un gran pedazo de hielo negro al mar, aquella conciencia donde las cosas no eran tu culpa, sino que meras circunstancias.
- Te equivocaste de profesión, ese es el problema.
- Ya.
- No, en serio, esto no es lo tuyo.
- Ya. Y qué quieres que haga?
- Deberías dedicarte a la pirotecnia.
- A la pirotecnia?
- ¡Vamos a incendiar cosas!
- Eso no es pirotecnia.
- ¡Vamos a incendiar cosas!
- Piromanía?
- ¡¿Seamos pirómanas?!
- Tu sugeriste eso...
- ¡Vamos a incendiar cosas!
- Ya, vamos ¿Nos tomamos un té después?
- Por eso la pirotecnia entonces, desde ahí todo el problema con el azúcar.
- ¿Fuego y Azúcar?
- Oh porfavor, ¡me alagas!
- ¿Puedes ser más incoherente?
- Obvio. Canoa.
- Supercalifragilisticexpialidocious.
- No eres un buen personaje.
- Tú tampoco.