20.12.09

L'ultima preghiera

A rogo strega eretica
e le tue ceneri si disperderanno con vento
a rogo strega isterica
e le tue mani non dissemineranno mai più cattiva sorte
che la tua voce si ammutolisca per sempre
Credo di non sopportare questo lamento straziante
adesso le fiamme asciugano le tue lacrime
e il tuo sguardo non si poserà più sui nostri bambini innocenti
hai il tempo per l'ultima maledizione
o per l'ultima preghiera
tra migliaia di scongiuri
Credo di non sopportare questo lamento straziante
e le tue mani non dissemineranno mai più cattiva sorte.





12.12.09

Así es como se acaba

Porque uno siente que va sobrando, lentamente haciendo el ridículo. Entonces una piensa en cómo jugársela, cómo hacer algo para salir de este estado.

Es una posición delicada.

Pero llega un punto en que, después de vernos las caras en sueños, te alejas de tus formas y te ves a ti misma en el Otro, y entiendes por fin que tu felicidad se aleja exponencialmente de tus dedos cada vez que te sumerges en estos pensamientos. Y más que nada, comprendes que ya no lo podrás jamás hacer feliz.

Y que no hay nada que hacer, el uno pensando en el otro.

Tiembla ante el Sol de mi Cielo

Porque al amanecer él me besa los hombros. Con cuidado. Se preocupa de seguir el camino de mis lunares, uno por uno, con esa suavidad perfecta que provoca su barba. Y yo me despierto con su saliva sobre mi aura; me despierto porque siento su aliento despertando mis energías, pidiéndome más.
Y cuando despego mis párpados antes de verlo en la oscuridad de ese momento que te otorga la vigilia antes de apodararse de ti, justo en esa fracción, puedo sentir su sabor pasando por sobre mis labios y hasta el último rincón de mis costillas. Ahí donde se anudan cada uno de mis temores, tal cuál los dejaron los otros, tal como se los entregué a él.
Así es como lo siento al despertar. Tan perfecto, tan humano. Tan calientito en su cariño, tan mío en su querer; así es como yo misma lo siento, como un susurro profundo que se difumina a lo largo de mi cuello.

5.12.09

Ages of Delirium

El otro día iba caminando por Escuela Militar, hacia el metro. Venía escuchando música. Iba a la Universidad a dar mi exámen de Derecho de las Comunicaciones. Me bajé de la micro, caminé un metro mirándome los zapatos, y de pronto, por esas costumbres universales de choque eléctrico, miré hacia adelante y me encontré con ella.

No me gusta decirle ella, porque le da características únicas. Pero la gente se enoja cuando digo nombres, sienten que estoy publicando su vida. No entienden que también es la mía y a mií me gusta contar las cosas... pero bueno, prefiero evitarme problemas. Así que me encontré con Ella, que caminaba como la recuerdo, se vestía como siempre, era baja, tenía rulos y era papiche, tal como la dejé la última vez que me encontré casualmente con ella en la calle. Porque así es la vida, señoras y señores, cuando hay alguien a quién repudias, o amas, o tienes algo especial, demasiado íntimo, o profundo con alguien, entonces te la vas a topar siempre. La vas a encontrar en la micro, en el metro, en el carrete de un amigo del amigo de un amigo, en el facebook de alguien, en la botillería, en la Universidad. En todos lados. Eso es lo que a mí me pasa con Ella. No es mi amiga, no lo fue ni lo será, y aún así la veo al menos dos veces al año. Pasa al lado mío, nos vemos a lo lejos, pero después nos preocupamos de mirar hacia otro lado cuando nos cruzamos de verdad, y nuestros hombros se alinean.

Ella me levantó un pololo. O así lo veía yo en aquél entonces. Nunca pensé, cuando recién sucedió, que el alejamiento que sufrimos fue natural; tal vez detonado por su aparición en nuestra relación, pero al fin y al cabo, algo que iba a pasar dados los sucesos de los meses previos a nuestra ruptura. Así es el amor, a veces funciona y a veces no. Pero cuando hay una tercera persona involucrada es distinto: la frustración se siente más fuerte, hay alguien a quién culpar, hay un odio ligado a la desilución, a la pena. Hay alguien que no amas que te está haciendo sufrir, por lo que puedes maldecir sin culpa, hay una tercera persona que no tiene nada que ver y al mismo tiempo está definiendo el panorama. Es más fácil y a la vez más difícil. En realidad es un fenómeno en sí.
La cosa es que estuve en ese triángulo. Y la maldije mucho. Aún lo hago a veces. Cada vez que la recuerdo o me la topo casualmente en Santiago. Porque yo estaba de verdad enamorada de él. Profundamente, hasta las patas, desde la punta de mi dedo gordo del pie hasta el capilar más escondido de mi nuca. No he vuelto a enamorarme así. Pero algún día amaré, estoy segura.

El caso es que.... Ella. Ella venía saliendo del metro, y yo venía entrando.

¿Qué tan poético crees que es eso conchadetumadre?

Soy capaz de entender un montón de cosas ahora, que no podía comprender en ese entonces. Y quiero seguir siendo verdadera. Quiero moverme tranquila, quiero ser feliz. No quiero justificarla: ella pololeaba con otra persona cuando empezó a agarrarse a mí pololo, eso no la hace muy buena persona. Pero... ¿la hace mala? ¿La hace necesariamente la peuca maraca, fea papiche, flaite qliá, petaca ignorante resentida, hippie de mall mal parida que siempre he creído que es? Probablemente.... ¿Y si le gustaba de verdad mi pololo? ¿Hay una forma de proceder? ¿Hay algo establecido? Debería ella haberse alejado para evitar la tentación y seguir con su pololo, o debería haberse mantenido en el camino que el destino le estaba proponiendo y ver en él un camino distinto a la felicidad? No lo sé. Si le gustaba tanto no debería haberle puesto el gorro a su pololo, debería haber terminado con él. Pero eso no tiene por qué hacerla responsable de la ruptura de mí corazón. De eso debía preocuparse él, no ella. ¿O no?

Yo sólo quiero seguir siendo verdadera. Seguir siendo yo, seguir moviéndome tranquila. Y no sé cómo juzgarme a mí misma. No sé qué pensar del resto. Tengo hartas cosas adentro, hartas. Nada puntiagudo, mi sandía está intacta. Pero no sé qué hacer. Ni qué pensar.

No sé.

28.11.09

Deberías haber venido.

No son los ojos de los que me miran cuando digo estas cosas. Ni los movimientos de mentón que hacen mis padres a mis espaldas. Es más bien una cosa propia, de rechazo al otro, de entender que jamás, nunca jamás, podrán entender el momento.

13.11.09

Reconciliación

Hace mucho tiempo, años atrás, sucedieron cosas en mis costillas.

Me acuerdo de muchas de ellas. Tengo hartos recuerdos. Lo más difícil era despertar: no podía apagar los sollozos. Durante semanas, tal vez incluso más de un mes, me despertaba todos los días llorando. Y no era una actitud emo o masoquista, derrotista, hiper sentimental. Era que me dolía. Si respiraba muy fuerte me dolía todo. Era así porque todas las noches mi cabeza decidía darme un respiro con los sueños más maravillosos, las situaciones más calientitas, con olores amigos, con brillos y bellezas que ya no existían en mi vigilia. Y al despertar, lo que pasaba era que se me habían ido los sueños; la mañana venía a mí irremediablemente, con la angustiosa sensación de querer seguir viviendo pero no saber cómo.

En esa época cierta música me sanó. Me ayudó un motón. Pero también hubo algunas melodías que me flagelaban tan profundo que tuvieron que ser eliminadas. Dentro de ellas estaba la música de The Gathering.
Es extraño porque ellos hacen sonidos bastante dolorosos, por lo que su compañía podría haber sido un gran extractor de demonios. Pero resultaba que, en los años anteriores a estos años anteriores, musicalizaron los primeros pasos que da uno cuando está a punto a punto de enamorarse. Y me sentía tan feliz, tan plena, brillante, expansiva, que la melancolía de esta banda se me hacía la realización máxima de ese menjunge de emociones que tenía en plena adolescencia. Así que los tuve que cortar. Los eliminé. Borré todas y cada una de sus canciones de mi computador.
El tiempo pasó, los años cayeron sobre mis heridas, y yo seguí sin recordarlos.
A principios de este año busqué en internet noticias sobre ellos, con la mala suerte de leer que se habían separado. Hasta ahí no más dejé mi camino de vuelta hacia ellos.

Pero vaya a saber Dios por qué, justo ahora me dieron ganas de escuchar Saturnine, una canción que en si misma es un exceso. La busqué en youtube y me vi envuelta en una vorágine de recuerdos: lindos, dolorosos, lindos, dolorosos y dolor lindo al final. Y los retomé. Los retomé, los busqué, los escuché, los perdoné por haberme soportado cuando no deberían haberlo hecho, y ahora se los dejo con subtítulos (curioso: los fans hispano parlantes han subtitulado casi todo el material de la banda que está en internet).

Y me siento un poco más nueva, anciana, pero nueva.







7.11.09

Volver a querer

Quiero inventar una historia, que sea como entrar a un túnel de color azul.

Quiero muchas cosas.

Pero para querer, después de tanto tiempo, querer y necesitar, tuve que recorrer un camino muy largo.

Y estoy orgullosa: es como ir a rehabilitación y contar los días, cuántos días llevas sobrio. Yo no sé cuánto tiempo llevo exactamente aquí, con los pies sobre la tierra. No sé cuándo fue que me sané. Sólo sé que estoy finalmente limpia. Que tengo el corazón hinchado, resbaloso, abierto y expectante.

Todas las mañanas siento que estoy empezando. Que desilución ya se fue y el mundo está lleno de posibilidades. Me pongo en marcha, hago cosas. Mando mails y quiero al Angelo y escribo y leo maravillas y me imagino drenando todo este amor que tengo dentro, almacenándola en otra persona, o miles de personas, o simplemente 17 personas que nos ven por Twitcam.

Siento que la vida está empezando. Que todos los días está empezando. Que me formatié y tengo la memoria ram en su mejor estado.

Olvidé el miedo. Así que si tú, quien quiera que seas, estás sufriendo por algo y de verdad sientes que sacarte fotos en el baño o tomarte una piscola al seco no hace más que darte pequeñas satisfacciones, y que nada volverá a ser lo mismo, te digo altiro, mejor déjate correr, que el Universo se va a dar el tiempo de salirte a la caza, y que de pronto te vas a encontrar. Y va a ser lindo re encontrarte. Porque los tatuajes que tendrás ahora harán de tus brazos el mapa más bello del pasado.

¿Suena muy mamón?

6.11.09

Escuece

Hoy venía saliendo de San Joaquín en mi auto. En las salidas se aglomera gente que quiere que los lleves. Hacen dedo y ponen cara de que no te van a asaltar ni a violar. Entonces yo venía manejando y un chiquillo, busquilla por lo demás, porque estaba a varios metros de distancia del resto de la gente, lo cuál hizo que lo notara y supongo que debe servir como técnica de persuasión transportista, me hizo el gesto ese: "¿Me llevas?".

A mí me carga llevar gente. ¿Qué les voy a hablar? Por lo demás, si ando sola en el auto estoy escuchando música muy fuerte o por el contrario, estoy sin música ni nada, reflexionando en silencio. De cualquier manera, un desconocido sentado a mi lado es un estorbo. Así que siempre pongo cara de pocos amigos cuando paso por la salida o simplemente los miro con desdén de pura mala onda.

La cosa es que este cabro estaba bien bueno. Pero bien, bien bueno. Y cuando me miró puso cara linda y sonrisa linda. Y cuando le dije que no, se puso más bonito todavía. Avancé un par de metros para encontrarme con un taco a la salida. Durante 10 segundos pensé mil cosas: que era lindo, que no se veía muy san joaquinesco (poeta o literato, ingeniero o comercial abc1, o el peor de todos: religioso), y que me sentía seca como una pasa, que si seguía a este ritmo me correrían arañitas por los muslos, ¿qué mal puede hacerme conocer a alguien al azar?, esto pasa en las películas, necesito conocer a alguien, ¿dónde están los hombres de este país? ¡En la esquina po saco wea! ¡Pidiéndote que lo subas a tu auto!

Marcha atrás, vuelta a la manzana, paro. Se acerca, se inclina hacia mí: barba linda, ojos oscuros, pelo largo. Tal vez un poco hippie...

- Me dio cargo de conciencia.
- Gracias.
- ¿A dónde vas?
- A la Dehesa.



En otras noticias: quería terminar esta entrada con un video que acabo de subir pero vimeo lo tendrá listo en una hora más, y me da una PAJA tremenda esperar.

Así que a falta de video, buenas son las fotos:




1.11.09

Alabanzas Varias


Entonces ayer iba de camino a la Filsa porque quería ir a conocer a Jorge Baradit y comprarme su libro y porque tenía demasiadas ganas de ver la cara de Alberto Montt que también iba a estar hablando y firmando cosas.



Salgo caminando escuchando Faith No More (porque mi ánimo es siempre masoquista cuando ando en la calle, y dado que sólo había escuchado el concierto a través de la Futuro imaginando que escupía a Mike Patton, entonces era más que suficiente para caminar sola por el Santiago húmedo que nos regalaron ayer). Tomé una micro, después entré al metro. Pensé que había sido una buena idea ponerme desodorante y sonaba Epic en mis audifonos, cuando de pronto, entre acorde y acorde sentí la misericordiosa voz de la Diosa cantando no para mí.
Giré sobre mis talones sin poner STOP y la vi ¿pueden creerlo? la vi cantando en esas pantallitas del metro donde ponen videos de Shakira o de Supernova: ahí estaba ella recitando el video oficial de Welcome To England.
Se me cayó la mandíbula. Me saqué los audífonos y me dejé hipnotizar por su presencia. No digo que la canción sea la mejor que le he escuchado, de hecho no me motiva nada, pero cotizen momentáneamente lo que significó para mí ver un video de Tori Amos en la estación Escuela Militar.
Obviamente nadie la estaba escuchando. Me fijé en la gente, nadie miraba a la pantalla. Yo era la única que se había dado cuenta de la presencia extraña. Y me sentí bendecida. Como si mis intenciones masoquistas hubieran tocado alguna campana celestial en el departamento "Psicomagia for Dummies" que flota en algún lugar del Universo, y se hubieran manifestado ante mí, entre decenas de personas, para recordarme de la forma más sencilla posible que mi búsqueda está lejos de terminar, y que el cansancio que recojo a veces por las mañanas es culpa de la necesidad de vivir feliz. Me di cuenta de que seguía despierta, y fui feliz por eso.



Después seguí con Faith No More y recordé lo que había escrito Sergio Cancino:

Un día despiertas y te sientes diferente. Quieres describir, aterrizar, clasificar, catalogar esa nueva sensación. Pero fallas. A la mañana siguiente, repites la operación con el mismo resultado. El sentimiento es un loop. “Esta canción ya se escribió”, canta Cerati en “Deja Vu” y te hace gracia. Un Día de la Marmota sin Bill Murray y con tus amigos usando signos de interrogación como paraguas. Recurres a las viejas canciones con pianos generosos que antes te brindaron cobijo y suavizaban las respuestas. Pero falta algo. Entonces aparece el nuevo disco de Regina Spektor y encuentras una canción llamada “Eet”. Ella está haciendo las buenas canciones que faltan en los últimos discos de Tori Amos. Porque con los años Tori, como la mayoría, se fue enredando mientras cantaba mirándose al espejo.



Si, tiene razón. Toda la razón. Tori ha dejado atrás la pasión angustiosa de su juventud para cantar ahora desde la adultez, la maternidad. Y a veces eso se nos hace ajeno, lejano, porque para entenderla hay que compenetrarse demasiado con ella, más que con la música. Tal vez por eso a mí me sigue gustando, y tantos otros la han abandonado en el camino.
Y a veces no entiendo el nuevo disco. A veces echo de menos la resonancia de su voz cantando sola junto a las teclas. Pero después empiezo a buscar y buscar en ella, y me vuelvo a encontrar, no porque ella me quiera decir algo sobre mí cuando era ella, sino que me mira desde la lejana sabiduría para cantar cosas como esta:




By the time you're 25
they will say, "you've gona and blown it."
By the time you're 35, I must confide,
you will have blown them all


Y pasando a otro tema, para concluir el anterior. Un pequeño video que edité este viernes que me quedé de babysitter en la casa, en el notebook escuchando la Futuro.

De nuestros carretes y el desenfreno que no nos caracteriza:






29.10.09

#Confieso

Estar ahí, eso es lo importante.

Me miró ese día, me estuvo mirando esa noche. Abrí los ojos derrepente, por ese pequeño espasmo que dan los ojos antes de comenzar a soñar. Me moví ligera en el lugar y entre mis pestañas lo vi sentado frente a mí, en el suelo, con el mentón apoyado entre sus brazos y las piernas recogidas hacia sí.

Detrás estaba la pared.

No hacía frio, ni hacía calor. El pelo me caía sobre la mejilla y la lámpara del velador estaba encendida. La luz estaba ahí para cuando él llegara, para que no se tropezara con mis zapatos al momento de acostarse. No sé por cuánto tiempo estuve dormida, ni cuánto rato estuvo él observándome, pero cuando abrí los ojos lo vi estático, silencioso y sonriente, entretenido en un pasatiempo que nunca entendí: observarme dormir hasta quedarse dormido.

Esa fue la primera vez. Al verlo estiré los brazos y le pedí que se acostara conmigo. Conciliamos el sueño juntos y al día siguiente hicimos el amor al despertar. Ninguna de las veces que lo descubrí descubriéndome de noche tuvieron la misma magia, pero sus ojos oscuros apoyados en mí, la seguridad que me daba explotar de amor cada vez que sentía su presencia, eso cambiaba a cada instante todas las veces, todos los días.

Ahora, de vez en cuando, me despierto de noche y lo invento en mi cama. Probablemente esté amando a otra, a otro, alguien o algo que se le haya cruzado ante los ojos, no yo, pienso cuando me limito a sentir lo que tengo y no lo que perdí; pero de todas las melancolías que me trae su recuerdo, la sensación de que me cuidara los sueños es la que más extraño, sobre todo ahora, cuando extraño extrañar.

25.10.09

Tonterías Varias, vol. I

Ha sido uno de esos momentos de la vida en que no se tiene muy claro por qué pasan las cosas, pero después terminana sucediendo y diablos, es fantástico.
No, eso en realidad es excesivamente cínico. No es fantástico, es un tanto apabullante, sorprendente, ¿y yo qué hago aquí? (¿se acuerdan un comercial de contacto o informe especial sobre comunicaciones con el más allá, donde se escuchaba una niña que decía "y yo que hago aquí" con una voz tétrica de ultratumba?).

No sé qué me dio, pero no quiero escribir con metáforas ni ser críptica como solía moverme dentro de este blog. Porque si lo ven, es bonito: es New York y es naranjo y negro, y un tanto emo pero qué, yo soy así (tarán). Y no me dan ganas, o no tantas, de dejarme descifrar.

*Tengo un grave problema con las H. No sé usarlas. Me he dado cuenta que necesito clases particulares de ortografía.

Bueno, mi vida. Aquí estoy, con tantas cosas en la cabeza que me cuesta ordenarme. Pero tengo que reconocer que he sido bendecida por el Universo, ya que me ha entregado en pocas semanas muchas herramientas: he aquí un lugar para que pongas tus ideas. He experimentado con distintas formas de expresión, desde Twitter (que sé en algunos momentos ha sido mi peor enemigo), hasta llegar al epílogo de mi novela y disfrutarla y reírme con las estupideces que se me ocurren. Perseguir a la Leti y a la Sandra para que terminen el cómic que escribí y estar constantemente grabando TODO lo que me pasa:



En aspectos Universitarios voy caminando hacia atrás. Me tortura tomar el metro a Casa Central y mamarme tanta burrocracia, y sentir que pierdo el tiempo porque en vez de estar sentada en clases podría estar escribiendo, o leyendo, o trabajando con la hermosa gente que me rodea (desde las chicas de SPM hasta Angelo Pierattini y Los Coléricos -obviamente pasando por el Seba Lehuedé y Simón y el siempre bien ponderado Diego "hijo" Zúñiga). Voy derechito a hecharme estadística pero me importa un pico. Lo único que vale la pena en este aspecto es Taller TV -gracias D.Andrade por hacer mis madrugadas más divertidas -y Crítica Teatral, porque el profe es una especie de Gandalf del siglo XXI. El resto es un parto de trillizos producto de una violación.

Y después viene Halloween y me quiero disfrazar de Amanda Palmer, con maquillaje como en este video:



Pero íbamos a ir a la Blondie y ahora ya no, entonces no sé que hacer para tener una justificación para maquillarme. Se aceptan ideas (en el peor de los casos me maquillo igual y hago algo intimo con mi otro yo y listo).

Y en el aspecto amoroso: qué ternura. Una cree que sí, que bueno ya, que ahora si que me da la chiripiolca y me enamoro por fin de nuevo, pero ZUÁCATE, siga participando. Eso es todo lo que voy a decir porque hablar del clítoris de una en un lugar tan público puede ser contraproducente (y sigo insistiendo que debería existir la palabra contraproductivo).

Y ya se me olvidó el fin de escribir esto tan directamente. Será porque son realmente Tonterías post menstruales, o será que estoy atorada y necesito ser escuchada. O será que echo demasiado de menos estar calentita con alguien que se ría de mis tonterías sin encontrarme loca. Será que en el fondo del abismo estoy muy contenta, estoy feliz de que las cosas se me presenten iluminadas y casi con carteles, que la vida se manifieste ante mis ojos y me guíe sin necesidad de que pase por el proceso de búsqueda autodestructiva que he ido implementando a lo largo de este año. Porque claro, jamás se me había ocurrido seguir el camino que estoy siguiendo, y si no es porque alguien me dijo "lo que tu quieres no es comunicar, es expresar" tal vez nunca me habría dado cuenta hasta dónde tenía los pies hundidos en la mierda periodística.

Eso sería todo por hoy.


27.9.09

Decir nada

Antes hacia esto más seguido. Reflexionaba, inventaba nombres o situaciones, me corregía a mí misma en ficciones. Era sano, era lindo, era también asquerosamente molesto para quiénes se reconocían aquí. Pero bueno, de egoísmos están armadas muchas de las terriblidades de esta tierra, ¿no?
No. ¿Qué quiero hacer, qué quiero decir? Por esta oportunidad, este mínimo minuto en el que no estoy ni pensando ni sintiendo lo que me aproblema, simplemente estoy escribiendo -cualquier cosa -porque me relaja tipear, me relaja el teclado, me relajan las palabras y las letras, me satisface el ruido que hacen mis dedos al posarse sobre el plástico y mis uñas, demasiado largas para ser del todo útiles, cuando se movilizan violetas largas y consistentes a través de mi largo decir nada (me dan risa porque son lindas y las cuido para que así se mantengan).
¿Qué quiero decir?