5.12.09

Ages of Delirium

El otro día iba caminando por Escuela Militar, hacia el metro. Venía escuchando música. Iba a la Universidad a dar mi exámen de Derecho de las Comunicaciones. Me bajé de la micro, caminé un metro mirándome los zapatos, y de pronto, por esas costumbres universales de choque eléctrico, miré hacia adelante y me encontré con ella.

No me gusta decirle ella, porque le da características únicas. Pero la gente se enoja cuando digo nombres, sienten que estoy publicando su vida. No entienden que también es la mía y a mií me gusta contar las cosas... pero bueno, prefiero evitarme problemas. Así que me encontré con Ella, que caminaba como la recuerdo, se vestía como siempre, era baja, tenía rulos y era papiche, tal como la dejé la última vez que me encontré casualmente con ella en la calle. Porque así es la vida, señoras y señores, cuando hay alguien a quién repudias, o amas, o tienes algo especial, demasiado íntimo, o profundo con alguien, entonces te la vas a topar siempre. La vas a encontrar en la micro, en el metro, en el carrete de un amigo del amigo de un amigo, en el facebook de alguien, en la botillería, en la Universidad. En todos lados. Eso es lo que a mí me pasa con Ella. No es mi amiga, no lo fue ni lo será, y aún así la veo al menos dos veces al año. Pasa al lado mío, nos vemos a lo lejos, pero después nos preocupamos de mirar hacia otro lado cuando nos cruzamos de verdad, y nuestros hombros se alinean.

Ella me levantó un pololo. O así lo veía yo en aquél entonces. Nunca pensé, cuando recién sucedió, que el alejamiento que sufrimos fue natural; tal vez detonado por su aparición en nuestra relación, pero al fin y al cabo, algo que iba a pasar dados los sucesos de los meses previos a nuestra ruptura. Así es el amor, a veces funciona y a veces no. Pero cuando hay una tercera persona involucrada es distinto: la frustración se siente más fuerte, hay alguien a quién culpar, hay un odio ligado a la desilución, a la pena. Hay alguien que no amas que te está haciendo sufrir, por lo que puedes maldecir sin culpa, hay una tercera persona que no tiene nada que ver y al mismo tiempo está definiendo el panorama. Es más fácil y a la vez más difícil. En realidad es un fenómeno en sí.
La cosa es que estuve en ese triángulo. Y la maldije mucho. Aún lo hago a veces. Cada vez que la recuerdo o me la topo casualmente en Santiago. Porque yo estaba de verdad enamorada de él. Profundamente, hasta las patas, desde la punta de mi dedo gordo del pie hasta el capilar más escondido de mi nuca. No he vuelto a enamorarme así. Pero algún día amaré, estoy segura.

El caso es que.... Ella. Ella venía saliendo del metro, y yo venía entrando.

¿Qué tan poético crees que es eso conchadetumadre?

Soy capaz de entender un montón de cosas ahora, que no podía comprender en ese entonces. Y quiero seguir siendo verdadera. Quiero moverme tranquila, quiero ser feliz. No quiero justificarla: ella pololeaba con otra persona cuando empezó a agarrarse a mí pololo, eso no la hace muy buena persona. Pero... ¿la hace mala? ¿La hace necesariamente la peuca maraca, fea papiche, flaite qliá, petaca ignorante resentida, hippie de mall mal parida que siempre he creído que es? Probablemente.... ¿Y si le gustaba de verdad mi pololo? ¿Hay una forma de proceder? ¿Hay algo establecido? Debería ella haberse alejado para evitar la tentación y seguir con su pololo, o debería haberse mantenido en el camino que el destino le estaba proponiendo y ver en él un camino distinto a la felicidad? No lo sé. Si le gustaba tanto no debería haberle puesto el gorro a su pololo, debería haber terminado con él. Pero eso no tiene por qué hacerla responsable de la ruptura de mí corazón. De eso debía preocuparse él, no ella. ¿O no?

Yo sólo quiero seguir siendo verdadera. Seguir siendo yo, seguir moviéndome tranquila. Y no sé cómo juzgarme a mí misma. No sé qué pensar del resto. Tengo hartas cosas adentro, hartas. Nada puntiagudo, mi sandía está intacta. Pero no sé qué hacer. Ni qué pensar.

No sé.

3 comentarios :

  1. Anónimo dijo...

    No deberías juzgarte, algunas personas son lo que son... si tu consideras que "Ella" es una maraca con todas sus letras, debe ser así... a veces intentamos negar lo innegable solo para sentir que nuestro corazón esta en paz, pero al menos en mi experiencia, la vida me enseño que por más que quieras quitarle la grasa a las ciertas situaciones o personas, estas siguen su forma natural hay personas que en forma natural son muy buenas y otras que son unas verdaderas....bueno tu sabes.

    Me gusto tu speech, me trajo recuerdos.

    Saludos.-

  2. Anónimo dijo...

    ahm. me gusto leer esto.

    Saludos.!

  3. Júlia Otero dijo...

    Linda! No sabía que tenías un blog! Es estupendo! No puedo parar de leerlo! Pero ahora pensando no me sorpreendo, me parece muy natural que escribas bien.

    Te extraño!! Besito, Júlia - de Brasil