31.7.07

pelotitas

Un día cualquiera, en vacaciones de verano. Mucho calor, infinita humedad. A la hora de la siesta, para no molestar a los ancianos vecinos que vivìan en mi edificio, no me quedaba otra cosa más que entretenerme leyendo. Trataba siempre de mantenerme, sólo en ese momento del día, en la corriente que se generaba entre mi pieza y la de mi hermana, asì capeaba un poco el calor de agosto y me evitaba una jaqueca sudorosa de media tarde.
Ese día la lectura del tercer libro de las vacaciones se vio interrumpida por el teléfono. No me parè, obviamente, ya que no solìan llamarme muy seguido, pero el mero sonido fue suficiente para desviar mi fràgil atenciòn de entre las lìneas. El silencio que quedò cuando el ruido del ring ring se fue tras un alò, generò una cierta espectativa en mì. De alguna manera sabìa que me buscaban.
Me sentè en la cama a esperar el grito...Sì, era para mi.
-Alò?
-Isi, que haces?
-Leo. Tù?
-Acabo de descubrir algo impresionante, necesito mostràrtelo.
-Quieres que vaya para allà?
-Si, puedes?
-No. Mi hermana salió en mi bicicleta y mi papá no está. Ven tù.
-Ya. Voy saliendo.
Cortè y seguí leyendo. Eso sí, con un poco menos de atenciòn a las pàginas, porque me intrigaba saber qué era lo que me querìa mostrar, lo que habìa descubierto.
Lo importante, como siempre ha sido, era llegar al final del capìtulo. Entonces lo màs ràpido que pudo mi comprensiòn lectora lograr el objetivo y luego al balcòn de mi casa, para esperar su llegada.

Desde la pequeña terraza se podìan ver los jardìnes de los vecinos. Cada uno tenìa una pequeña porciòn del terreno anterior al edificio, por lo que no habìa uniformidad en las plantaciones. Mi mamà tenía flores, como es predecible. Pero la vecina del primer piso en su porción (absolutamente mi jardìn favorito) tenìa sòlo verduras. Lechugas, zanahorias y todos esos comestibles que salen directamente de la tierra. Solía sentarme en el balcòn a mirar como jardineaban todos, incluso mi madre. Los utencilios, los cortes, los guantes. Fascinante. Pero como era la hora prohibida, no habìa ni una sola alma en las calles. Cuarenta y dos grados a la sombra, todos en sus cuevas.
La ví llegar desde la esquina. Un poco pálida entre el bronceado veraniego, mi amiga que se movía en bicicleta, absorta en su descubrimiento y probablemente armando teorìas en su cabeza, no se tomò el segundo que requerìa notar mi prescencia en el balcòn, y pàsò de largo, despuès de estacionar su movilizaciòn, hacìa las escaleras que llevaban a mi casa.
-Hola!
-Ven acompañame al baño- (De largo por el pasillo sin nisiquiera fijarse si la habìa escuchado o si la estaba siguiendo).
-Qué te pasa? Qué descubriste?
-Mira, aquí te lo puedo mostrar. Prende la luz.
Me hace una señal de que nos acerquemos al espejo. Se inclina minuciosamente hasta dejar la cara tan cercana al reflejo, que casi rozaba su nariz en èl. La imito. No sé realmente que puede ser...Me acerco a su reflejo, la miro como se mira..
-Què?
-Mira. Vez la pelotita negra del centro de mi ojo?
-Si.
-Ya, bueno, ahora fijate en lo que hace- (inmediatamente hace el ademàn de cerrar ligeramente el párpado de su ojo derecho, dejándo el lugar justo para poder observar cómo el círculo negro de sus ojos cafés, se agrandaba instantáneamente a medida que más se iban cerrando sus ojos...cada vez más grande era la pelotita.
-Viste?
-Oh, como lo hiciste?
-No sè, sòlo sucede. Y mira, si lo hago al revès, se achica. Traje esta linternita para que lo veas tú màs de cerca, mira, haz el intento. Alúmbrala y dime si se achica igual.
Se sienta en el baño y yo apunto la linternita hacia sus ojos.
-Si, pasa lo mismo. Qué crees que sea? A lo mejor tienes alguna enfermedad.
-Si, eso pensè. Por eso necesito ver si a ti tambièn te pasa. Hazlo frente al espejo y de ahì te miro con la linterna.
Repito entonces todos los pasos y descubro que mi pelotita negra, màs facilmetne definida por el color verde de mis ojos, reacciona de la misma manera ante la luz.
-Que hacemos?- me dice preocupada- Deberìamos decirle a nuestros papàs. A lo mejor nos contagiamos alguna enfermedad en el colegio.
-No creo, nos habrìan avisado si hay alguna epidemia o algo asì.
-Entonces què es?
-Yo creo que a lo mejor es una uniòn. A lo mejor nuestros ojos estàn unidos porque somos muy amigas. O a lo mejor se supone que tengamos algùn poder especial y sòlo nosotras podemos ver algo que los otros no.
-Si, eso tiene que ser. Pero què? Yo nunca he visto nada raro.
-Es que a lo mejor no es algo que se vea siempre, sino que en algún momento, en algún lugar específico, vamos a ver, no sé, a Dios.
-Ya, callate Isi.
-Pero por qué? Hay que darle una explicación! Porque justo nuestros ojos, justo el centro de nuestros ojos se agranda y se achica con la luz! Es por algo, te aseguro.
-Ah, no sé. Pero me gusta que nuestros ojos sean especiales...Hace calor aca, vamos al árbol?
-No te importa lo de los ojos?
-Si, pero ya me da lata, mañana veamos si sigue pasando.
-Ya, bueno. Oye, puse una cuerda desde mi rama. Pero se deja arriba, se usa solo para bajar. Y arreglamos bien las escaleras y el piso. Llevemos helado y ahí pensamos sobre las pelotitas.
-Isidu, no somos ni brujas, ni santas, ni guerreras mágicas, acéptalo. A lo mejor sólo tenemos la misma falla...
-Ya, cállate paty. No te entiendo, no eras tú la entusiasmada?
-Si, pero me da miedo ver cosas...
-Pero puede que no sea eso, es solo una idea. Vamos al árbol, ahí conversamos...

18.7.07

todo este tiempo

perdona pero
puedo ser tú por un rato
mi perro no muerde si te quedas bien quieto
tengo al anticristo
en la cocina gritándome otra vez
si, puedo escuchar eso

salvada nuevamente por el camión de la basura
tengo algo que decir, sabes, pero no me sale nada
sí sé lo que piensas de mí, no te callas nunca
si, puedo escuchar eso


pero y que si soy una sirena
en estos yeans suyos
que aún tienen el nombre de ella
hey, pero no me importa
porque a veces, digo, a veces escucho mi voz
que ha estado aqui
en silencio todos estos años.

encontraste a una niña
que piensa pensamientos realmente profundos
que tienen de impresionante
los pensamientos realmente profundos?
niño tu mejor rezas de que yo sangre luego
¿que te parece eso?

mi grito se perdió en una taza de papel
uno piensa que el cielo está donde van los gritos
tengo 12 lucas y una galleta
¿crees que es suficiente para llegar allà?

pero y que si soy una sirena
en estos yeans suyos
que aún tienen el nombre de ella
hey, pero no me importa
porque a veces, digo, a veces escucho mi voz
que ha estado aqui
en silencio todos estos años.

pasan los años, seguiré esperando a que alguien entienda
pasan los años si soy desnudada en mi belleza y las nubes naranjas llueven en mi cabeza
pasan los años y me ahogarè en mis lágrimas hasta que finalmente no quede nada
una victima màs
sabes, somos muy fáciles

bueno, me encanta la manera en que nos comunicamos
tus ojos enfocados en la forma chistosa de mis labios
escuchemos lo que piensas de mi ahora
pero no mires arriba
el cielo se está cayendo
tu madre aparece en un vestido feo
es tu turno ahora, de pararte donde yo estoy
todos te miran
aqui, toma mi mano.
si, los puedo escuchar

pero y que si soy una sirena
en tus yeans
que aún tienen el nombre de ella
hey, pero no me importa
porque a veces, digo, a veces escucho mi voz
escucho mi voz
escucho mi voz
y ha estado aqui, en silencio todos estos años

5.7.07

júpiter, marte, ex plutón

Se despertó hoy con una llamada abrupta. El ruido del teléfono demasiado temprano a las 9 ( se había dormido a las 5, viendo películas con un amigo), le informó de la tercera muerte en las últimas dos semanas (sin asesinos, ni virus mortal, ni zombies, sólo mala fortuna).

-Soñé contigo- pensó- Soñé contigo por octava vez en la semana.

Sabe que hay un secreto. Algo se esconde detrás de las amalgamas providenciales que le habían tardíamente configurado el corazón; ella lo sabe, pero no va a averiguarlo. A veces los secretos están mejor guardados bajo miradas sospechosas, que entre las desiluciones que se acumulan en la nuca. No crean de todas formas, que ella soñaba con él sólo por lo del secreto, no. Ella comenzó a sentirlo una semana antes, en sueños a veces, percibiendo su olor cuando caminaba, pasando por lugares comunes o simplemente porque lo veía, imaginario o físico, caminando por Santiago. Después, unos cinco o seis días después, el secreto comenzó a sonar.

-¿Quieres que te acompañe al funeral?- al menos a uno que vaya- No, dime tú. Pero si tu quieres yo te acompaño. No sé po, no sé si quiero ir, dime tú. Si es un funeral, una misa. Bueno, ahí me avisas, llámame.

Cuando cortó se acordó del sueño completo y decidió, por la emoción que sentía de besarlo en el inconsciente, que tenía que decirle todo. Que él se quedara con su secreto si quiere, pero ella no, ella ya no se guardaría más las cosas. La pena, las muertes, los ojos azules que lleva en la cara, el recuerdo de las mujeres de su familia con el mismo color, el amor, el odio, los cumpleaños. No, al menos una cosa que podía sacarse de encima...

-Soñé contigo. Estábamos en su pieza, la de ella. Y ella no llegaba aún, no estaba, que se yo. Y bueno, eh, no sé. Hacíamos cosas. Como abrazarnos y, no sé, darnos besos y mirarnos, ese tipo de cosas. Pero derrepente llegó ella, vestida de rojo. Vestida de rojo y luego con un sueter de lana, parecido a...bueno, esos son detalles. Me pasaste una botella de vodka, pero que tenía un envase de whisky. La tenía que llevar y ahí nos juntaríamos, después de que hablaras con ella. Mientras tanto, mi casa se incendiaba. Corriendo me iba a mi casa, pero no había mucho que hacer. Trataba de salvar a mi mamá, que era la única que aún estaba adentro. El incendio era como transparente, sólo ella y yo lo veíamos. Y escuchábamos David Bowie en la radio. Luego llegabas tu y nos salvabas, apagabas el incendio. Y nos sentábamos en la terraza, a escuchar a Ziggy, que toca guitarra.

A lo mejor te gusta Bowie. A lo mejor te gusta la vida aquática o el sonido brasilero. A mi me gustan los tres, y mi sueño, mi sueño era como esto.